“La forma en la que nos alimentamos es una consecuencia de cómo nos sentimos por dentro”
¿Que nos puede aportar el Mindful-eating?
El estrés del día a día nos sumerge en una gran cantidad de estimulación diaria, donde nuestra atención va y viene sin parar. Este modo de vivir nos lleva su vez a realizar acciones de forma impulsiva, donde nuestro objetivo se centra en ir terminando tareas independientemente de la atención que les préstamos. Esta forma de actuar se generaliza a muchas actividades y entre ellas a la alimentación. Sin darnos cuenta, nos podemos encontrar comiendo de una forma impulsiva, realizando ingestas copiosas, incluso no recordar lo que hemos comido, … Hay varios estudios que relacionan esta forma de comer con el sobrepeso y la obesidad.
Además, no nos podemos olvidar que las emociones también juegan un papel importante, cuando comemos en repuesta a una emoción intensa.
La alimentación consciente o Mindful-Eating es darnos cuenta tanto de lo que experimentan nuestros sentidos al comer, así como de los pensamientos, emociones y patrones automáticos que surgen en todo el proceso de nuestra alimentación. Comer conscientemente es lo opuesto a comer con el piloto automático.
Se ha demostrado que aplicar el mindfulness a la alimentación es importante porque reduce las respuestas automáticas cuando comemos y además mejora nuestra relación con los antojos.
La investigación demuestra que la alimentación consciente tiene un enfoque de apoyo para fomentar relaciones más sanas con la comida, la alimentación y nuestros cuerpos (Warren JM, et al. 2017).
Además, el Mindful-eating nos permite cultivar la atención plena a la hora de comer, escuchar nuestro cuerpo y tomar consciencia de lo que nos pide, permitir que nuestros sentidos disfruten, como podemos diferenciar nuestra hambre física de nuestra hambre emocional y tener una relación amable con nuestro cuerpo. Se trata de atender a las sensaciones físicas de hambre y saciedad proporcionadas por el cuerpo y nos permite relacionarnos con la comida de forma más saludable.
Los tratamientos basados en mindfulness pueden servir para modificar patrones conductuales, ya que las técnicas empleadas centran nuestra atención tanto en la experiencia interna como en la externa, nos puede hacer conscientes de nosotros mismos y de nuestro alrededor, sin juzgar la experiencia presente y con aceptación. Principalmente actúa cuando tenemos un déficit de consciencia de las sensaciones y estímulos internos.
Por donde podemos empezar
- La principal herramienta para ayudarnos a ser consciente de lo que comemos (algo que, supone más del 90% del trabajo) se trata de comer como si estuviésemos meditando.
- Tenemos que centrarnos en comer, no podemos realizar otras tareas mientras estamos comiendo (como utilizar el móvil, ver la televisión, leer…).
- Atención en la respiración: antes de comer, tenemos que respirar profundamente entre tres a cinco veces. Esto hará que focalicemos nuestra atención y estemos más presente.
- Dejar el tenedor en la mesa después de cada bocado, mientras masticamos. Esto nos ayudará a ir más despacio, a centrarnos en lo que estamos comiendo en el momento presente.
- Comer despacio: tenemos que emplear como mínimo, 20 minutos en comer, y 20 masticaciones en cada bocado.
- Nos focalizaremos en lo que hacemos bien, en vez de cambiar lo que no nos gusta: iremos cambiando nuestros hábitos saludables poco a poco, por aquellos hábitos que no nos son tan sanos. No podemos hacer todos los cambios de una vez.
Lo podríamos resumir en:
“cuando comemos, sólo comemos”.
El Mindful-eating es una forma de mindfulness que engloba nuestra forma de comer y entrena nuestra mente. Es una forma excelente de practicar mindfulness cuando nos aparecen resistencias a la hora de sentarnos a meditar. Además, tiene beneficios psicológicos y fisiológicos, que se ven reflejados en nuestra autoimagen y nos aportan BIENESTAR.